En algunos momentos sentimos que para aliviar las cargas, presiones, miedos e incertidumbres de la vida, debemos chillar un conmovido ¡Ay!. Y sentimos que ese ¡Ay! debe ser dirigido a algo
o a alguien que pueda, como el Chapulín Colorado, venir a salvarnos.
Yo me pongo en eso, pero ningún ¡Ay! dirigido parece lograr su fin:
¡Ay!... (¿quién?)
¡Ay...!... ¿Dios?
¡Ay...!... ¿Pachamama?
!Ay...!... ¿mamá?
...¿papá?
Ninguno surte el efecto esperado. Intento otras
variaciones:
¡Ayy... Santiago…! (más o menos)
Solo me queda una posibilidad:
¡Ay...
...jueputa…!
...y que decir con la variedad del idioma español con tantos homófonos....AHÍ está!!! HAY tres..AY qué dicha !!! AYJUEMADRE
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