Me puse a restar.
Primero tomé lo que creía que era uno
‒¿1 = yo?‒
Le resté la necesidad de hacer para ser
Después le resté el tabaco,
el café,
con un gran esfuerzo sustraje internet...
Y el teléfono
Y las fantasías de estar con alguien;
Saqué la leche de la ecuación,
Y un largo talonario de quejas.
También la golosina de la depresión
Y el rabioso chocolate de la emoción.
Fui restando esas cosas, tal vez unas más
Y al final quedó cero.
Eso soy. Cero, ni a la derecha ni a la izquierda
Simplemente cero,
cero al co(n)ciente
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