jueves, 4 de octubre de 2012

EL PODER DE LOS COLORINES

Póngase usted a evitar deliberadamente el consumo de productos con colorines, me explico. Existen un montón de cosas que tenemos que consumir para conservar nuestra vida en el sentido más básico, más orgánico de la palabra. Mejor dicho, hay que comer y beber y... bueno, todo lo demás. Pero cuando uno se pone en la tarea de consumir solamente lo esencial, se empieza a dar cuenta de la seducción que ejercen los colorines sobre nuestra psicología.

Yo ando en esa tarea -es posible que solo me dure un par de semanas yo qué sé- pero, al buscar un poco de agua en la tienda de una bomba de gasolina (estación de servicio como dicen ellos), que por supuesto tiene que ser agua de botella porque de la canilla no es posible, me empiezo a sentir atraído por el rojo de la coca-cola, y empiezo a mirar todos los empaques : los "Skiters", los "Sparkies", los... y me doy cuenta de que parte de mi necesidad sentida de consumir estas cosas está propiciada por los colores provocativos en que están envasados o empacados.

Pienso en los niños, en la atracción que generan los colores a nuestro espíritu. Se siguen aprovechando de eso. Cuando miraba en la tienda mencionada los empaques, me preguntaba, si estuvieran empacados en papeles blancos, así como empacaban ciertos productos en las farmacias, será que uno sentiría esa necesidad de consumir esas cosas? Yo creo que no.

Otra pregunta es, cuando estamos tomando coca-cola, o comiendo "Skitters", o tomando "Club Colombia "Dorada" qué es lo que estamos tomando y comiendo?. Con seguridad algo más que cebada, azúcar y (quién sabe de qué está hecha la coca-cola). Estamos consumiendo una imagen, quizá aunque no nos demos cuenta de manera muy consciente estamos consumiendo toda la historia de la coca-cola, la de la cerveza... todas esas imágenes a las que se han asociado esos productos.

Para mi es claro que no estoy diciendo nada nuevo, pero es interesante cuando uno se pilla esas cosas, no porque se las han dicho sino porque tiene la experiencia de ello. Es una cosa profunda que ya otros han dicho y que los vendedores de cosas saben muy bien. Consumimos imágenes, ilusiones.

Es un consumo de ilusiones en el que prima esa psicología arcaica de la incorporación oral, mejor dicho, de la lógica de que al comer aleta de tiburón vamos a ser buenos para nadar, o que, como no está demostrado que a los tiburones les da cáncer pues a nosotros tampoco. Hace parte de nuestra naturaleza, de una de las formas de funcionamiento de nuestro psiquismo.

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