jueves, 4 de octubre de 2012

LA ALMOHADILLA DACTILOGRÁFICA

Me pregunto por qué los fabricantes le pondrán un nombre a los objetos y los vendedores y los consumidores, como quien dice el vulgo, les llamamos de otra forma. ¿Por qué ese desacuerdo entre unos y otros? No debería primar la forma en que la mayoría de las personas nombran las cosas?

Me explico. Hace unos días necesitaba un huellero. Estoy seguro de que si usted vive en Colombia usted sabe qué es un huellero. Usted va a la papelería y le dice a la señorita : "Me hace el favor y me da un huellero?" La señorita, o el señor, le pregunta a su compañero de mostrador : "Gabriel, tenemos huelleros? y Gabriel responde "¿huelleros?, yo creo que sí". Va y lo busca y uno compra su huellero, pero cuando lee el empaque dice : "ALMOHADILLA DACTILOGRÁFICA", sin duda un nombre mucho más técnico y de más alcurnia, pero que no se utiliza en el habla del ciudadano de a pie.

Estoy seguro de que si uno va a la papelería y pregunta si tienen almohadillas dactilográficas, el dependiente hará una cara de sorpresa y dirá "una qué?!", eso en el caso de los dependientes medianamente interesados en hacer su labor de una manera más o menos eficaz, porque otros, siquiera sin parpadear dirán "aquí no vendemos de eso" o un simple, tajante e indiferente, No.

Otro caso será el de los fabricantes. Usted va a la fábrica y le pregunta al portero o a la recepcionista, "venga, en esta fábrica hacen huelleros? Con la misma cara de desconcierto le dirán "¿qué cosa?" o según el humor del dependiente de turno, " ¿huelleros, qué es eso?, no jóven (o señor, o mi amor, según el estilo) aquí lo que hacemos es Almohadillas Dactilográficas", y este enunciado irá acompañado de un gesto de alcurnia y de sapiencia acordes con la expresión.

¿Qué pasa? ¿por qué ese desacuerdo? por qué no nos ponemos de acuerdo en llamar al objeto de una u otra manera y así evitarle una dolorosa crisis de identidad?. Estoy seguro de que no solamente sucede con las Almohadillas dactilográficas sino con otro montón de objetos que los fabricantes bautizan de cierto modo y nosotros, el vulgo ignorante insistimos en llamar con otros nombres más prosaicos.

Prometo buscar más ejemplos y darlos a conocer para resolver este problema que es el culpable de que yo no duerma por las noches.

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