viernes, 28 de abril de 2017

IRLO DEJANDO

No ha sido fácil dejarlo. Como se entiende, debe hacerse de manera gradual. Primero ajustarse hasta el máximo de una página y tolerar las ganas. Después, paulatinamente, dos o tres párrafos. Aunque tenía recaídas. A veces me despertaba por la noche y escribía diez, doce páginas. Ya se sabe que las recaídas son mucho más violentas que el hábito. Pero no me dejé derrotar. Volvía a empezar nuevamente desde cinco, bajando a cuatro, después a una. Después al párrafo. Después fui capaz de hacer un solo párrafo y salir corriendo para disipar la ansiedad. Hacía un párrafo y meditaba, hablaba por teléfono. Pasaba semanas así, de un párrafo.

El avance siguiente era hacer un párrafo día de por medio. Lo logré. Me sentía mucho mejor, encontraba otras cosas para hacer como lavar lo platos y/o el carro, hablar con otras personas, bañarme. 

Después fue la frase. Dos o tres, o cuatro… con el mismo procedimiento: llegar a una sola frase, por ejemplo "la tarde está fría". Suficiente. Después un sustantivo: el carro. Y así, hasta llegar a palabras solas: un día era carro, el otro perro, el otro celular.  Y después día de por medio. 

Llegó el día en que no escribí nada y pude soportarlo pero seguía sintiendo esa necesidad de golpear las teclas. Debía encontrar una forma de dejar de hacerlo de la manera paulatina como había hecho lo demás. Así que me sentaba a golpear las teclas con ritmo, pero teniendo cuidado de no escribir ninguna palabra con sentido: ñlshdg ñlajdsg ujdssna ljla lla oll.

Empecé el mismo tratamiento: del "parrafo" a la "frase" a la "palabra".

Hace varios días que no escribo nada de nada. Excepto hoy que quise explicar mi método. Claro que tendré que empezar de nuevo, pero esta vez tengo fe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comente, o es usted poco comentarista?