sábado, 5 de septiembre de 2020

LA REVANCHA

Una señora entró a un supermercado a comprar una lata de sardinas. Cuando llegó a la góndola vio que un señor cogía la última lata.  Una parte de la señora pensó, qué mala suerte, si hubiera llegado antes, pero otra parte oscura pensó que había en el señor una voluntad de frustrarla, aun de agredirla; que al señor no le interesaban las sardinas, seguro ni siquiera le gustaban, pero que de algún modo se había dado cuenta de que ella las queria. Se regocijaba, se reía por dentro al verla frustrada. 


Respondiendo a estas suposiciones, la señora, que era una señora flaca como una sardina, se dijo a sí misma, con que esas tenemos, esperó a que el señor se fuera pero sin perderlo de vista. Se hizo la que no le importaba. La que no iba por sardinas sino por atún -que había mucho-, y cogió una lata. 

Como en una sigilosa persecución policial empezó a seguir al señor (su disfraz era perfecto porque parecía una señora mercando en el supermercado). Se le acercaba, unas veces simulando ver los productos de los estantes, otras veces echándolos en el carrito para resultar más convincente. El señor, que usaba una sudadera roja brillante, no se percataba de que estaba siendo observado. 

Cuando llegó a la góndola de las conservas, tuvo la suerte la señora de ver que sólo habia una lata de aceitunas. Ahí ocurrió la revelación. Como un rayo le entró la certeza de que el señor iba a comprarlas. Conocía muy bien el aspecto de los consumidores de aceitunas: un matiz verde oliva en la piel, un cierto aroma de aceituna y algo imposible de nombrar con palabras pero claramente diferenciado. 

Saliéndose de su habitual control de señora, la señora se le adelantó con el carrito, una maniobra no sin riesgo porque otro carrito adelantaba a un tercero en sentido contrario. Sin embargo alcanzó a hacer la maniobra: tomó la lata de aceitunas y emprendió la fuga con paso apresurado, no sin antes voltearse y ver la cara del señor que expresaba inequívocamente
un ¡maldita vieja! -y una fracción de segundo después- ¡pero ganó en franca lid!

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