-Oye, -le dijo halándole la manga de la camiseta- Te has parado en mi ego…
-Qué pena, no lo había visto
¿Cómo?, se preguntó, ¿es que no era lo suficientemente grande para verlo?
-Es que es muy grande…
-Ah… No fue mi intención.
-Realmente no es gran cosa, pero el asunto es que se demora mucho para curarse. La otra vez se demoró como un mes. Algunas veces ha durado años…
-Ah, ¿Y no ha buscado de pronto uno más chiquito?
-Eso me han dicho varias veces, lo que pasa es que me gusta así grande, para poderlo mostrar. Viera usted, ya lo he llevado a varias exposiciones y me siento muy orgulloso de él. El problema es que entre más grande más frágil… ¡Y duele!, y tampoco puede uno deshacerse de él a la fuerza porque es peor. Más lucha por conservar su lugar. En el fondo, aunque es muy grande es como un niño. Lo único que necesita es que le soben la cabeza cuando se raspa las rodillas o se cae del triciclo. A veces hasta me río de él, es mi compañero desde hace muchos años. Debo tenerle paciencia.
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