
"Las ganas de fumar no se quitan fumando"
Un fumador inactivo
Hay fumadores que fuman y hay fumadores que no fuman. También ha existido uno que otro milagro de gente que ha dejado de ser fumadora.
Uno está por ahí parado, sentado, acostado, de cabezas, de cuclillas y le dan ganas de fumar. Así aparecen las ganas, cuando menos se lo espera. Pero llega un extraño momento cuando el fumador deja de fumar (no de ser fumador) en que prueba un cigarrillo y se da cuenta de que lo que el se imaginaba... no es. La experiencia real de fumar, no satisface el maravilloso ideal de fumar que se gesta en la cabeza, en la imaginación; y es que las imágenes de fumar son como del paraíso. Uno cree que va a fumar y que va a sentir bienestar. En el fondo el fumador busca bienestar cuando fuma. Recibe un bienestar a medias, o un bienestar con una cuota de malestar que logra reprimir o dejar de lado.
Cuando uno quiere fumar, quiere estar en las nubes. Ser leve, como el humo del cigarro, pero cuando fuma, eso le sabe maluco, depronto lo marea, depronto se siente tonto, depronto se siente como "un niño fumando" -como decía la campaña de "fumar no te hace grande". Habría que agregar, "fumar no te hace leve".
Hay pues una distancia entre el deseo de fumar (la representación alucinatoria del deseo, diría Freud) y el acto de fumar.
Si fumar fuera como uno se lo imagina, sería obligatorio fumar y los perseguidos y desplazados serían los no fumadores por mala leche, por no querer la levedad y la armonía. Así es la cosa. Lo otro es que cuando uno es fumador inactivo, a saber un fumador que no fuma pero que sigue teniendo deseos de fumar...
A lo mejor en el cielo los cigarrillos saben y producen el efecto místico que uno se imagina, quien sabe, a lo mejor en el cielo bajan al infierno a prender los cigarrillos, a lo mejor en el cielo no existen cigarrillos y nadie se acuerda... a lo mejor después de que pasen las ganas dejo de escribir estas tonterías.
Por otra parte recomiendo, como fumólogo profesional, que aquellos que tienen el hábito de fumar hagan de éste hábito un arte, ojalá hagan del acto de fumar un ritual sagrado, es decir que no fumen mientras fuman, que no hagan más que fumar, que no se distraigan haciendo nada distinto, en suma, que fumen con conciencia. Por que es que no hay fumar poquito ni mucho, sino fumar bien.
fuu
Uno está por ahí parado, sentado, acostado, de cabezas, de cuclillas y le dan ganas de fumar. Así aparecen las ganas, cuando menos se lo espera. Pero llega un extraño momento cuando el fumador deja de fumar (no de ser fumador) en que prueba un cigarrillo y se da cuenta de que lo que el se imaginaba... no es. La experiencia real de fumar, no satisface el maravilloso ideal de fumar que se gesta en la cabeza, en la imaginación; y es que las imágenes de fumar son como del paraíso. Uno cree que va a fumar y que va a sentir bienestar. En el fondo el fumador busca bienestar cuando fuma. Recibe un bienestar a medias, o un bienestar con una cuota de malestar que logra reprimir o dejar de lado.
Cuando uno quiere fumar, quiere estar en las nubes. Ser leve, como el humo del cigarro, pero cuando fuma, eso le sabe maluco, depronto lo marea, depronto se siente tonto, depronto se siente como "un niño fumando" -como decía la campaña de "fumar no te hace grande". Habría que agregar, "fumar no te hace leve".
Hay pues una distancia entre el deseo de fumar (la representación alucinatoria del deseo, diría Freud) y el acto de fumar.
Si fumar fuera como uno se lo imagina, sería obligatorio fumar y los perseguidos y desplazados serían los no fumadores por mala leche, por no querer la levedad y la armonía. Así es la cosa. Lo otro es que cuando uno es fumador inactivo, a saber un fumador que no fuma pero que sigue teniendo deseos de fumar...
A lo mejor en el cielo los cigarrillos saben y producen el efecto místico que uno se imagina, quien sabe, a lo mejor en el cielo bajan al infierno a prender los cigarrillos, a lo mejor en el cielo no existen cigarrillos y nadie se acuerda... a lo mejor después de que pasen las ganas dejo de escribir estas tonterías.
Por otra parte recomiendo, como fumólogo profesional, que aquellos que tienen el hábito de fumar hagan de éste hábito un arte, ojalá hagan del acto de fumar un ritual sagrado, es decir que no fumen mientras fuman, que no hagan más que fumar, que no se distraigan haciendo nada distinto, en suma, que fumen con conciencia. Por que es que no hay fumar poquito ni mucho, sino fumar bien.
fuu
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