viernes, 18 de junio de 2010

Y RESUCITAMOS AL TERCER MES...



Si antes eran pocos los parroquianos virtuales que visitaban esta esquina, ahora sí estoy completamente seguro de que ya no queda de el ni el recuerdo. Sin embargo, he vuelto a convocar la energía para atraer lectores, mejor, lecto-escritores... blogtores.

Quiero contar que me fuí del aire porque me emborraché y me avergonzé de mi mismo.

Ahora que ha pasado ese guayabo neuromoral, pues he decidido volver a las canchas, con mucha pena de mi y de todo, pero ya se me pasó.

He creido que quien escribe este blog ha tenido un cariz, una intención, un trasfondo, una transversalidad (como nos gusta decir a los académicos) humorística, humorístico.

Pero, como los actores, no quiero ser "encasillado" o, como sucede siempre, encasillarme a mí mismo -a pesar de que gustan las casillas-. Entonces me quiero dar la licencia de ser un poco más serio, porque tanto "humor" cansa y por otra parte el humor no es nada si no se da en contraposición o en el contexto de la seriedad.

Todo este cuento -no puedo evitar dar explicaciones- (amo y odio las explicaciones), para reemprender el camino antaño truncado del blogcutorio. Voy a volverlos a "joder" para que sigan leyendo y comentando este blogcutorio hecho con eso que llaman amor y además con materiales reciclables (¿a dónde van a parar los archivos eliminados de la papelera de reciclaje? ¿estaremos haciendo basura virtual?), y además hecho con material orgánico (yo).

Les recomiendo de toda pupila el artículo que sigue: Conversación con Don Juan.

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