sábado, 6 de noviembre de 2010

DEL POBLADO A MADERA

Y le dicen a uno como con esa rabiecita: “El siguiente tren no realiza parada en esta estación”, como quien dice: ¿Estaba de mucho afán?... pues NO.

Lo mismo los que van sentados. Uno va colgado de las varillas como un buitre esperando que alguno de los que va sentado decida pararse. Y uno les va analizando la carita: Este tiene cara como de bajarse en Exposiciones… Y ellos con esa indiferencia...

­-Yo juraría que el martes pasado una señora de gafas se pasó de estación a propósito para no dejar el puesto.

Entre tanto uno va rezando a San Antonio (Estación con posibilidad de traslado a la línea B en dirección San Javier) Porque ha visto, porque sabe que allí se baja mucha gente

Aunque nunca se tiene la suerte asegurada. En algunas ocasiones se sube un tropel de señoras de la tercera edad y una que otra con bastón, así que tampoco hay chico de sentarse. Yo he conseguido un bastón para estas emergencias. Y no es que yo sea un timador que aprovecha ser visto como un cojo, aunque soy un poco cojo, sino que he aprendido a hacer equilibro con el bastón apoyando la nalga en la contera y haciendo así un taburete de una sola pata.

Luego llegamos a la estación “Three hundred years” porque en el metro también hablan “in english” como quien dice la estación Tricentenario.

Y después Acevedo, un espectáculo las primeras cinco veces que se vé o cualquier otra vez que sea como la primera: uno monos perezosos colgando barrigones de las lianas de acero, subiendo la loma como antaño las mulas del abuelo.

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