viernes, 23 de diciembre de 2016

LA DECISIÓN

Lo que le hizo tomar la decisión de no volver fue el amor por sus ideas. ¿Qué podía pasar si volviera?... su regreso iba a tener consecuencias a diferentes niveles: Por una parte –con independencia de sus ideas–, sus familiares y amigos –que dicho sea de paso no eran muchos–, iban a alegrarse, o al menos eso creía: celebraciones, repetidos “no lo puedo creer”. La incondicionalidad de los afectos.

Pero por otra parte estaban sus “seguidores” como le gustaba llamarlos. Había dos posibilidades, una, que creyeran en su regreso y entonces se sentirían decepcionados y traicionados porque su decisión de volver contradecía todas sus ideas. Otra, –que podía pasar–, era que no le creyeran e interpretaran su regreso como una jugarreta para ganar publicidad, vender libros, salir en la televisión, aumentar el tráfico en sus páginas de internet.

En cuanto a sus detractores, en caso de que le creyeran –cosa poco posible– le enrostrarían su regreso como una contradicción ideológica y por consiguiente un apoyo a la oposición. Aunque, no se decía mentiras, lo más probable era que nadie le creyera, ni seguidores ni detractores. 

Pero suponiendo que alguien le creyera ¿qué?... ¿Realmente en qué cambiarían las cosas después de su regreso?... Lo que le hizo tomar la decisión de no volver era que no iba a echar para atrás sus ideas –lo único que había tenido valor en su vida– sobre la inexistencia de la vida después de la muerte y la imposibilidad de la resurrección. Ni muerto –como estaba– iba a echarse para atrás, no señor.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comente, o es usted poco comentarista?