sábado, 12 de abril de 2014

CONVERSACIONES CON MARCO

¿Si pudieras crear un Dios, cómo lo harías?, me pregunta Marco, un niño de 8 años que coincidencialmente es mi hijo.

Pienso un poco. Nunca se me había ocurrido la idea de crear un Dios. He creído vagamente, sin mucha reflexión que es al revés y ya la cultura –cualquiera que sea- me ha dicho como es Dios.

Un poco inseguro le respondo que el dios que crearía sería bueno, amoroso, que tendría paz, que daría paz. También se me ocurre que sería un Dios que haga reír. Sobre todo eso.

-¿Qué nombre le pondrías?, me pregunta Marco.
Pienso un poco. Digo lo primero que acude a mi mente: Chamalú.
-Hmmm… ¿quieres saber cómo sería el mío?
-Por supuesto, le respondo.
El mío sería, dice Marco, un aro dorado y…
El sigue hablando, dice algo del poder, de poder hacer la paz con un chasquido de dedos.
-¿Qué todo lo puede? Pregunto.
-Sí, pero solo cosas buenas.
Me doy cuenta de algo: a veces, mientras Marco habla, mi mente se dirige hacia otras cosas: recuerdos aderezados con fantasías puestas en un futuro hipotético. Me voy, me pierdo. Dejo de estar con él, de escucharlo. Se lo digo; que me distraigo muy fácil. Me cuesta trabajo imaginar lo que me dice. Marco tiene una gran capacidad imaginativa. Siempre está dibujando, creando. A veces quiere explicarme sobre sus juegos de video y computador, pero a la primera frase yo ya tengo varias preguntas que no estoy seguro si él tiene la paciencia de responder. Me nombra personajes como si yo ya los conociera. Yo pregunto ¿Quién es ese, o qué es?, ¿Qué hace, es bueno o malo?. El supone que estos personajes me son familiares, y no. Somos de distintas familias. Mi mente no es capaz de recrear las imágenes que Marco me propone.
Me detengo, le vuelvo a preguntar ¿Es un aro dorado? (¿o de oro?) eso lo entiendo. Puedo imaginar un aro dorado; una ula – ula dorada. Listo. Lo siguiente que entiendo es que del arco dorado sale él mismo, Marco, pero su cuerpo es dorado y tiene alas de plata. Me parece una imagen soberbia, con un profundo sentido simbólico, arquetípico: la plata, el oro, los seres alados. Le entiendo que del aro sale otro igual a él ¿o es él mismo? Como un doble.
Después de que me dice que Dios solo hace cosas buenas quiero indagar por su posición, por su creencia con respecto a Dios.
-¿Y tú crees que ya existe un Dios?
-… No sé.
-O sea, insisto, ¿que ya hay un Dios?
-… No entiendo. ¿Uno distinto al que yo creé?
-Sí… O sea… (siento que no nos estamos comprendiendo, que no logro transmitirle mi pregunta). ¿Crees que Dios existe?
-¿Cómo así, otro?, ¿El que yo digo u otro?, o sea, ¿el que conocemos, u otro?
-Sí, el que conocemos, digo retomando sus palabras. Mejor dicho, le digo, el común y corriente, y en eso estallo en risas ¡El común y corriente! Me río y repito. Marco también se ríe.
-¿De qué te ríes? Me pregunta. Yo vuelvo y digo ¡El dios común y corriente! Jajajajaja
-No entiendo de qué te ríes, repite Marco, y yo no soy capaz de explicarle por qué me da risa. Yo no lo entiendo muy bien. Creo que mi risa surge del contraste entre la omnipotencia de Dios y su carácter de “común y corriente” en oposición a los otros dioses de reciente creación como los de Marco o los menos creativos míos, más cercanos al común y corriente, al genérico, digamos.
Pensar que nuestro Dios es común y corriente causa risa y es verdad: es un Dios común y corriente. Eso no lo hace menos dios ni menos poderoso. Después le pregunto:
-¿Tú crees que Dios existe? (me refiero al común y corriente) y me contesta sin dudas: Sí.
-Porque -le advierto-, hay personas que no creen que Dios exista y otras que sí.
-Si -responde sin dudas. (Parece que puede admitir que otros puedan creer que dios no existe).
Me parece importante y valioso, más que inculcar la existencia de Dios a los niños, sondearlos en términos del significado que para ellos tiene Dios y la experiencia que puedan tener del mismo. Si Dios está ahí, tal vez no se trata de forzar a que el otro crea que exista. Si realmente creemos que existe entonces no hay que convencer a nadie, sino hablar sobre él y compartir la experiencia y sus significados.
De todas maneras, arco dorado del cual sale Marco hecho oro, plata y alas, o especie de payaso cósmico que  hace reír, o ser común y corriente, o hasta ese que no existe… que de todas maneras nos ayude.


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