domingo, 20 de abril de 2014

DIVAGACIONES DE SALA DE ESPERA


Cuesta trabajo creer que esta gente tan bonita esté enferma! Q : Quirófanos. Una sala de espera de lo más elegante. Todos los muebles nuevos, flamantes sillones de cuero, me los sueño para la casa. Un diseño acabado de sacar de la fábrica. Dos grandes televisores de plasma, un pequeño oratorio para oradores con estilo. De todas formas huele un poco sospechoso encontrar un oratorio en una "empresa" que se llama Quirófanos. Supongo que habrá quirófanos. Supongo también, lo sé, que aquí viene gente a hacerse exámenes previos a quien sabe qué cirugías. Por la gente que entra, gente con clase, no podría uno imaginar que están enfermos. Es como si la elegancia de la sala y de los servicios estuviera disociada de lo que va a hacerse allí. Por ejemplo, entra una mujer que tendrá unos veintiocho, treinta años. Bonita. Bueno, la ropa hace maravillas sobre un rostro y un cuerpo relativamente armoniosos, una especie de comodín. Tacones altos, lycra, camiseta blanca, sacada de una revista de Arkitect, una chica "exito". Nada en contra, todo lo contrario, una mujer bonita que bien podría salir en una revista. Bien podría no salir también en una revista. Hay lugares en la ciudad en la que la mayoría de las mujeres parecen sacadas de una revista. Lleva una estola en el cuello. Aretes Grandes, brillantes y bamboleantes… Rubia, un poco rubia. Ahora es difícil saber el color natural del pelo de una mujer. Parece que hubiera salido de un almacén con la ropa nueva después de una escena de esas de las películas gringas en las que el personaje se cambia una y otra vez de atuendo. 

Aire acondicionado. Le da una atmósfera de impecabilidad, de esterilidad, no es para menos, se trata de una empresa de quirófanos. Es difícil imaginarse las mujeres bonitas que desfilan con los procedimientos que van a realizarles. Pasa otra, delgada, sobriamente vestida, también rubia, ¿una visitadora médica? ¿o simplemente otra enferma elegante? Interesante también el contraste entre la elegancia y sus padecimientos ¿Qué le duele a la mujer del sofá que "chatea" sonriente por su teléfono, una pelada de unos veinticinco años? ¿Qué le duele a las señoras que parlotean a mi espalda con acentos de otra parte, no de muy lejos, costeños, que en mi imaginación a veces se oyen como portugueses? Son, pienso, turistas adineradas del Brasil que han venido a hacer turismo quirúrgico. En todos los países donde hay personas pobres hay personas adineradas. 

Un cólico en el intestino, un dolor en el hígado, piedras en el riñón, no sé mucho de enfermedades. Enfermedades que generan olores nauseabundos, infecciones internas, una especie de putrefacción, de pudrición, enfermedades que hacen salir cosas miedosas en las "deposiciones"… y después van a un no menos lujoso consultorio, puede suponerse por el ostentoso diseño de la sala de espera, a desnudarse, a quitarse sus flamantes vestidos de arkitect o de marcas mejores, arkitect es del éxito… ropas de marca… a exhibir sus imposibles abdominales, los abdominales que no parecen de arkitect y que arkitect ha logrado disimular, sus estrías… a tener que hablar, haciendo a un lado cualquier pudor, sobre dolores ominosos, comportamientos excretorios, miserias humanas…. 

Uno no diría que esta gente está enferma, uno no diría que esta gente va a ser sometida a una cirugía en la que manará sangre a borbotones –para cualquiera que no sea cirujano cualquier sangre mana a borbotones– y que estarán como zombies intoxicadas por la anestesia, ya no dueñas de sí, como un trapo humano, idiotizados por los químicos que ha permitido abrirles cualquier parte del cuerpo…. Y el olor de las entrañas expuestas a la atmósfera… (Nunca asistiría a una cirugía pero puedo imaginar por lo que he visto que no debe oler nada bien…)

O tal vez se trata de cirugías "estéticas"…. quién sabe, la mujer bonita que quiere hacerse más bonita porque el cirujano sabe cómo, porque la televisión sabe como, porque las divas saben como… Pero esa ya es otra historia. 

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