martes, 29 de junio de 2010

COLECCIÓN DE EXPRESIONES...

Entre simpáticas, boletas, arcaicas.

Estaba "chateando" con un... digamos.... amigo, por llamarlo de algún modo y me solicitó muy comedidamente que si iba al centro le trajera una "monas" de un álbum de jet. Por alguna misteriosa razón me dió mucha risa esa expresión que no oía hace muchos años y que nunca llegué a utilizar, porque, entre otras cosas no tuve álbumes para mí solo, sino que eran compartidos con mis quince hermanos. A cada uno nos daban un sobre y como eramos tantos, después de que cada uno pegaba sus láminas, pues... se acababa el álbum, y a otra cosa -entre otras, yo digo "albun" y no "album" , que suena como a albúmina, una cosa que hay en la sangre. En todo caso, estoy haciendo una cruzada para coleccionar estas expresiones caidas en desuso o decaidas en su uso, o que nunca se usaron , o que solo usa mi amigo Evelindo Castañeda*

El nombre ha sido cambiado para proteger la identidad del aportante.

En resumen, primera de la lista,

MONAS: Sinónimo de láminas o de "CARAMELOS"

Gracias Evelindo por tu colaboración, esperamos nuevas colaboraciones de nuestros blogtores

Feliz fin de semana.

UNAS NUEVAS:
  • "La cara del santo es la que hace el milagro" (aracelly)
  • Prefiero llegar breve para salir breve (breve por temprano)

sábado, 26 de junio de 2010

UN CUENTO DE JORDÍ SEBRIAN

Escuché esta y otras maravillas en "Literatura para oír", programa de la Universidad Pontificia Bolivariana. Se trata de cuentos de 100 palabras, del escritor catalán Jordí Sebrian. Tiene un blog en el que se encuentran cientos de estos cuentos de 100 palabras. Quiero "postear" uno de ellos, el que más me gustó y dejar el link para que lo visiten.

http://cienpalabras.blogspot.com/

LA MUÑECA SUICIDA

Compré una preciosa colección de muñecas de porcelana, con sus vestidos exquisitos, sus originales sombreros, sus rostros únicos. Las puse en fila sobre sus soportes en lo alto de una estantería, y al día siguiente vi que una de ellas había caido, destrozándose. Comprobé que las demás permanecieran estables, pero por la mañana otras dos se habían suicidado. Intenté afianzarlas con alambres, pero fue inútil. Ya sólo me quedan dos. Esta tarde, mientras las aseguraba a sus soportes, capté por un instante la mirada fugaz de una de ellas, y supe, con certeza indemostrable, que no se trataba de suicidios.

viernes, 25 de junio de 2010

SOBRE LAS GANAS DE FUMAR




"Las ganas de fumar no se quitan fumando"
Un fumador inactivo

Hay fumadores que fuman y hay fumadores que no fuman. También ha existido uno que otro milagro de gente que ha dejado de ser fumadora.

Uno está por ahí parado, sentado, acostado, de cabezas, de cuclillas y le dan ganas de fumar. Así aparecen las ganas, cuando menos se lo espera. Pero llega un extraño momento cuando el fumador deja de fumar (no de ser fumador) en que prueba un cigarrillo y se da cuenta de que lo que el se imaginaba... no es. La experiencia real de fumar, no satisface el maravilloso ideal de fumar que se gesta en la cabeza, en la imaginación; y es que las imágenes de fumar son como del paraíso. Uno cree que va a fumar y que va a sentir bienestar. En el fondo el fumador busca bienestar cuando fuma. Recibe un bienestar a medias, o un bienestar con una cuota de malestar que logra reprimir o dejar de lado.

Cuando uno quiere fumar, quiere estar en las nubes. Ser leve, como el humo del cigarro, pero cuando fuma, eso le sabe maluco, depronto lo marea, depronto se siente tonto, depronto se siente como "un niño fumando" -como decía la campaña de "fumar no te hace grande". Habría que agregar, "fumar no te hace leve".

Hay pues una distancia entre el deseo de fumar (la representación alucinatoria del deseo, diría Freud) y el acto de fumar.

Si fumar fuera como uno se lo imagina, sería obligatorio fumar y los perseguidos y desplazados serían los no fumadores por mala leche, por no querer la levedad y la armonía. Así es la cosa. Lo otro es que cuando uno es fumador inactivo, a saber un fumador que no fuma pero que sigue teniendo deseos de fumar...

A lo mejor en el cielo los cigarrillos saben y producen el efecto místico que uno se imagina, quien sabe, a lo mejor en el cielo bajan al infierno a prender los cigarrillos, a lo mejor en el cielo no existen cigarrillos y nadie se acuerda... a lo mejor después de que pasen las ganas dejo de escribir estas tonterías.

Por otra parte recomiendo, como fumólogo profesional, que aquellos que tienen el hábito de fumar hagan de éste hábito un arte, ojalá hagan del acto de fumar un ritual sagrado, es decir que no fumen mientras fuman, que no hagan más que fumar, que no se distraigan haciendo nada distinto, en suma, que fumen con conciencia. Por que es que no hay fumar poquito ni mucho, sino fumar bien.

fuu


PRIMERO QUE TODO TENGAN USTEDES...

"Primero que todo, tengan ustedes muy buenas tardes. En el día de hoy venimos ofreciendo este rico y delicioso caramelo masticable, el cual, tiene un valor y un precio de $200. Para mayor economía, los tres le valen quinientos. Recuerde, uno le vale doscientos, tres por quinientos. La dama, o el caballero de buena voluntad que me desee colaborar, Dios se lo ha de pagar.

... y colabórenos con los papeliltos para que el señor conductor nos deje seguir trabajando."

Es probable que esta pieza literaria, de la poética de nuestras urbes, y en particular de nuestros buses, un poco distantes, un poco diferentes a los buses de nuestros hermanos ingleses o alemanes, sea conocida por nostros.

Cuando narramos esta pieza, a quienes nos acompañan les da un poco de risa. Ver nuestra cultura nos genera un poco de risa. Y es una risa bondadosa. Sin embargo, no somos muy conscientes del valor cultural, y especialmente literario de este guión que muchos muchachos recitan en los pasillos de los buses. El guión es casi siempre el mismo, aunque hay diferencias. Hay otros guiones. Suponemos que en este aprendizaje de venta y marketing en buses hay escuelas establecidas con supuestos filosóficos centrales y de cuyos supuestos se deriva el discurso, sus valores, su estructura y sus estrategias lingüísticas de sugestión o de... (no recuerdo la palabra, pero en todo caso se trata de cómo lograr que a uno le compren).

Otra consideración, literaria, es que ahora vemos este discurso de los buses como cosa vana, por cotidiana. Tal vez dentro de 50 años resucitaremos a un Tomás Carrasquilla que escriba estos discursos y entonces nos daremos cuenta de su valor y nos emocionaremos lo indecible, así como nos emocionamos con "En la diestra de Dios Padre".

Por lo demás, conozco a alguien que sabe de música y que me ha hecho la promesa más o menos informal de que puede musicalizarlo. Yo lo espero con ansia, para que nos demos cuenta de la belleza y del valor de esa lírica.

Y recuerde: uno le vale doscientos, tres en quinientos. Una moneda no lo empobrece a usted ni me enriquece a mí.

martes, 22 de junio de 2010

CALENTANDO EL BRAZO



Dice Don Gabriel, que en su oficio de escritor, hay que calentar el brazo, es decir, escribir, porque cuando uno deja de hacerlo como que se entiesa, como que ya le queda más difícil volver a escribir. Y si eso le pasa a Don Gabriel, que es premio nobel de literatura, que diremos de un aspirante a aprendiz...!

Sin embargo, aunque los dos tenemos la misma necesidad de escribir para calentar el brazo, hay una minucia que a veces nos separa, y es que probablemente a él sí se le ocurren cosas para escribir en tanto a mí, una de las cosas que más se me ocurren escribir es precisamente que no se me ocurre nada para escribir, y aquí estaría listo mi calentamiento, pero que no habría llegado a una temperatura adecuada de trabajo. El calentamiento también implica cierto calentamiento.

Así que diré que estoy naúfrago de una siesta de medio día, y que ese naufragio es como todos los naufragios, una sensación de tristeza y de desasosiego, pero también una alegría de haberse salvado de los tumultousos arrebatos del sueño, uno empieza a caminar dando tumbos y siente esa nostalgia de ese lugar en donde no hay nostalgias, a saber el sueño, y después atiendo el canto de gallo del teléfono y no señora, no se encuentra quiere dejarle algún mensaje, y después los negocios, estoy vendiendo un planeta de medianas dimensiones, con vista a la tierra, y entonces averigue como está de impuestos y de voluntarios, y vamos aterrizando, y hay que calentar, pero como verá usted señor lector todavía estoy un poco dormido y las ideas se van entremezclando y la realidad se confunde con la otra, y qué mas.... esperaré a aterrizar.

viernes, 18 de junio de 2010

CONVERSACIÓN CON DON JUAN

Estuve ayer hablando con Don Juan. Y no se trata de "un" Don Juan, de quien tenemos algunas noticias de sus oficios amorosos, sino simple, pero profundamente, Don Juan.

Don Juan es un Maestro. Los maestros son fáciles de identificar; su identificación dura menos de un par de segundos. Hay maestros de todos los pelambres, pero Don Juan es un maestro cuya principal herramienta pedagógica es la mirada.

La primera vez que lo ví me impresionó su mirada, una mirada amplia, cuidadosa, una mirada llena, una mirada, como toda mirada, difícil de nombrar con justicia.

La mirada de Don Juan le dice a uno que si uno es capaz de decir lo que verdaderamente cree y siente, encuentra eco en él. Es una mirada que lo condiciona a uno a ser honesto con lo que uno dice.

Don Juan es un enamorado, hasta donde me consta, del conocimiento. Lo veo paciente, ordenado, cuidadoso.

Don Juan y yo empezamos una conversación ayer sobre un montón de cosas, conversación que fue aplazada por otras urgencias como la celebración de un heterocumpleaños, el teléfono, el cercáfono, en fin, por cualquier cosa digna. Nos dijimos, sin decir, que después seguíamos, y cada uno tomó su camino.

Nos volvimos a ver a las seis de la tarde, a la hora de la despedida.
Me dijo Don Juan riendo, que eso era lo bueno de terminar las conversaciones. Yo también me reí y quise decirle algo ingenioso y cierto. No pude hacerlo, pero después le dije, ya sin estar él, que lo bueno de las conversaciones interrumpidas era que siempre habría una excusa para seguirlas y que la buena conversación nunca termina, como espero yo que no termine la nuestra, como nunca termina, como el enseña, el conocimiento.

Por otra parte, voy a pedirle que me de algún trabajito o al menos una tarea, una tareíta, para poder aprender de él.

Y RESUCITAMOS AL TERCER MES...



Si antes eran pocos los parroquianos virtuales que visitaban esta esquina, ahora sí estoy completamente seguro de que ya no queda de el ni el recuerdo. Sin embargo, he vuelto a convocar la energía para atraer lectores, mejor, lecto-escritores... blogtores.

Quiero contar que me fuí del aire porque me emborraché y me avergonzé de mi mismo.

Ahora que ha pasado ese guayabo neuromoral, pues he decidido volver a las canchas, con mucha pena de mi y de todo, pero ya se me pasó.

He creido que quien escribe este blog ha tenido un cariz, una intención, un trasfondo, una transversalidad (como nos gusta decir a los académicos) humorística, humorístico.

Pero, como los actores, no quiero ser "encasillado" o, como sucede siempre, encasillarme a mí mismo -a pesar de que gustan las casillas-. Entonces me quiero dar la licencia de ser un poco más serio, porque tanto "humor" cansa y por otra parte el humor no es nada si no se da en contraposición o en el contexto de la seriedad.

Todo este cuento -no puedo evitar dar explicaciones- (amo y odio las explicaciones), para reemprender el camino antaño truncado del blogcutorio. Voy a volverlos a "joder" para que sigan leyendo y comentando este blogcutorio hecho con eso que llaman amor y además con materiales reciclables (¿a dónde van a parar los archivos eliminados de la papelera de reciclaje? ¿estaremos haciendo basura virtual?), y además hecho con material orgánico (yo).

Les recomiendo de toda pupila el artículo que sigue: Conversación con Don Juan.